A través de un acto de disciplina y paciencia, se crea el hábito de escribir un diario que recogiera mis pensamientos y sentimientos de todas las horas del día. Posteriormente, se encapsula cada uno de estos pensamientos en bolas de gel de agua, conformando seres frágiles que remiten a la misma fugacidad de los sentimientos y memorias que contienen. Aquellos pensamientos que no se traducen en palabras, o que sucedieron en momentos de sueño, son intervenidos con hilo azul.

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Este proceso muestra un paralelismo entre dos tiempos: el tiempo lineal convencional que se cuenta a través de horas, días, meses; y el tiempo subjetivo, que revela una forma y ritmo cambiante aún no descubierto.

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El diario fue creado desde el 18 de junio al 31 de diciembre del 2019 (196 días, 4705 horas). La unión de todos estos seres crean una especie de ecosistema flotante, en donde todas las partes conviven y fluyen sin tomar una forma específica, contemplando su eventual disolución