Esta serie de videos exalta el proceso y su performatividad como obra. La imagen de varias palabras - emociones  siendo llevadas por el agua era común mientras creaba 𝘋𝘪𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘩𝘰𝘳𝘢𝘴, durante aproximadamente 7 meses. 

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Las bolas de gel que contenían mis palabras o pensamientos debían ser mantenidas en peceras llenas de agua. Su fragilidad hizo que, inevitablemente, algunas bolas se rompieran, y como resultado liberaba las palabras. Las emociones fueron resguardadas por una esfera transparente que al romperse viajan hacia su olvido definitivo. 

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Al abordar al tiempo como eje de mi creación-investigación, el proceso, el intersticio entre el “principio” y “fin” se vuelve vital.